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lunes, 5 de julio de 2010

Teatro Teresa Carreño: De un pasado de oro a un presente de ocre

El recinto cultural más importante de Venezuela se hunde como un gigante con pies de barro, ante la ignorancia de unos y la indolencia de otros
Daniel E. Torrealba
Hace 27 años, el 19 de abril de 1983, fue inaugurada una de las obras arquitectónicas más importantes del último siglo en Venezuela, su nombre: Complejo Cultural Teresa Carreño (CCTC). Este teatro ha sido testigo fundamental de la historia del último cuarto de siglo en Venezuela, y por sus instalaciones han pasado figuras de la sociedad como Nelson Mandela y Juan Pablo II, además de artistas como Luciano Pavarotti y Natalie Cole. Sin embargo, en los últimos años el recinto cultural ha decaído en su cuidado, funciones, mantenimiento y nivel de espectáculos, debido a la falta de interés, irregularidades e indolencia de su actual administración.

El teatro Teresa Carreño es fiel representante de lo mejor y lo peor de una época del siglo pasado en Venezuela; es decir, el boom petrolero de los 70 y el viernes negro de los 80. Durante estos diez años, que Venezuela pasó de lo sublime a lo ordinario, se construyó el Teresa Carreño. Tuvo un costo de 540 millones de bolívares para la época y la piedra fundacional fue puesta por el adeco Carlos Andrés Pérez, mientras que el encargado de cortar la cinta e inaugurar el teatro sería un copeyano, Luis Herrera Campins.

Irregularidades a la vista de todos

El CCTC es una fundación con ingresos propios, que está adscrita al Ministerio del Poder Popular para la Cultura. Como toda institución posee una misión, visión, valores y objetivos. Los objetivos de la institución, que no son más que las obligaciones a cumplir por parte del teatro, han sido una de las pocas cosas que no han cambiado en los últimos diez años; salvo la adición de un nuevo objetivo que reza: “Administrar la totalidad de las dependencias actuales del CCTC y las futuras que pasen a formar parte de éste”. Cabe destacar que esta obligación que estipula el teatro dentro de su política interna se violó el 16 de mayo del presente año, cuando la sala José Félix Rivas fue entregada para su administración a la Compañía Nacional de Música. Con esta medida el CCTC perdió la total autonomía sobre una de las dos salas principales con las que cuenta el teatro, menoscabando uno de sus objetivos a cumplir como institución.

Este movimiento por parte de la administración del Teresa Carreño podría tener como finalidad convertir al CCTC en un cascarón vacío, pues según fuentes del ministerio de cultura y trabajadores del teatro dentro de corto o mediano plazo se podría entregar la autonomía de la sala Ríos Reyna a la Universidad Nacional Experimental de las Artes.

Para el presidente del sindicato de trabajadores del Teresa Carreño, Luis Borges, este no es sino un detalle dentro de una larga lista de irregularidades que acompañan al presidente del teatro, José Luis Pacheco Simancas, quien asumiera la presidencia de la institución hace siete años.

Otra de las irregularidades visibles dentro del Teresa Carreño se mide a través de una cifra: 16 mil millones. Este fue el monto que en el año 2006 Bandes entregó al teatro para los estudios de ingeniería básica y conceptual en la construcción de un edificio anexo al CCTC. A este respecto son destacables dos cosas: 1) Al momento de entregar Bandes este dinero al CCTC José Luis Pacheco también se desempeñaba como director principal de dicho banco y 2) cuatro años después todavía no son visibles ni las vigas del edificio anexo.

Obras de arte a la basura


Cubos virtuales blancos sobre proyección amarilla es el nombre que recibe la obra de arte más imponente del Teresa Carreño, del maestro Jesús Soto, a esta obra con el pasar de los años se le han sumado cualidades como lo son las telarañas que la rodean y los cilindros que le faltan. El descuido de esta pieza de arte no es una excepción, los bustos de Teresa Carreño y Vicente Emilio Sojo destacan por su óxido. Como hecatombe del estado de las obras de arte en el teatro caraqueño se tiene que el telón de Escritura negra sobre fondo blanco, también de Soto, se encuentra inutilizable y guardado en uno de los sótanos del Teresa Carreño, debido a la falta de mantenimiento.

Para el jefe de la unidad de ciencias de la conservación de la Fundación Patrimonio Cultural, Álvaro González, el estado en que se encuentran las obras de arte en el principal teatro de Caracas se debe a la falta de interés y entendimiento, por parte de los administradores del teatro, de que estas piezas necesitan un cuidado distinto y gente especializada que pueda realizarles mantenimiento.

El último estado de memoria y cuenta entregado por el Teresa Carreño en el 2006 pone de manifiesto un plan de renovación y conservación de la estructura física del Teatro, pero se puede observar que dentro de este plan, ni en la actualidad, el teatro ha creado una partida especial para el cuidado y mantenimiento de sus obras de arte.

A la administración del Teresa Carreño llegó por medio de la Fundación de Museos Nacionales un documento titulado: Recomendaciones generales para la preservación de las obras de la Sala Permanente Teresa Carreño y de los documentos del Centro Documental, en febrero de 2010. Este documento tiene como finalidad el acondicionamiento del museo de Teresa Carreño para su apertura al público general, ya que está cerrado desde hace más de un año. Hasta la fecha este documento no ha sido tomado en cuenta por el Teresa Carreño, y el jefe de la unidad de investigación del CCTC, Jesús Gutiérrez, desconoce si efectivamente se volverá a abrir el museo.

Se olvidaron del mantenimiento

El plan de renovación y conservación de la estructura física del Teatro que se mencionó anteriormente también destacaba partidas para el mantenimiento y conservación general de las áreas verdes del teatro, mantenimiento de albañilería y plomería de todas las áreas internas del teatro y las escaleras mecánicas, entre otros puntos a rescatar. Para realizar todo esto en el año 2006 se llevó a cabo una inversión de más de dos millones de bolívares fuertes, según consta en la memoria y cuenta del CCTC. Sin embargo en la actualidad cabe preguntarse dónde está ese dinero o dónde está la inversión, pues ni una ni otra se ven.

Las filtraciones son una constante del Teresa Carreño y abundan las papeleras cuya función es servir de contenedores de agua, las áreas verdes cuando no se cuentan como marrones son pasto para la maleza y las escaleras mecánicas no existen, pues sólo se encuentra un hueco en el espacio donde estarían entre sótano uno y planta baja.

Dónde están los artistas



Comparando los estados de memoria y cuenta del año 1997 y del 2006 se pudiera entender que hay algo que no está funcionando bien en la actualidad, las cifras son alarmantes en cuanto a la cantidad de espectáculos que se están dejando de realizar en los últimos años. Para el año de 1997 se realizaron tres óperas: Aida, Lucia de Lammermoor y La flauta mágica; en el año 2006 sólo una: Don Giovanni. En el año 1997 se presentaron 17 ballets, nacionales e internacionales; mientras que en el año 2006 sólo se presentaron cuatro. Por último se tiene que en el 97 se llevaron a cabo 29 conciertos de artistas independientes como Joaquín Sabina, Miguel Bosé y Joan Manuel Serrat; en el año 2006 sólo se hicieron 13 conciertos de artistas independientes.
La única estadística de presentaciones en la que el teatro actual supera al de hace diez años se encuentra en el número de eventos oficiales, puesto que se ha duplicado casi el número de estos eventos en comparación al año 1997.

El ex presidente del teatro Teresa Carreño, Leonardo Azparren, destaca el hecho público y notorio de que el teatro actualmente se está utilizando mayormente para eventos políticos, lo cual ha llevado a que su programación se vea afectada y el público caraqueño tenga que recurrir a espacios alternativos en busca de entretenimiento.

Una administración deficiente

Todos los ejemplos citados durante este reportaje no son más que pinceladas de un cuadro cuya realidad es mucho más ruda de la que se pinta y cuyos responsables están a la vista de todos, comenzando por el actual presidente del Teresa Carreño. Dinero y asesoría han tenido los encargados de manejar el recinto cultural, pero ha podido más con ellos el desinterés, las irregularidades y la indolencia por el teatro. La evidencia documental y gráfica así lo demuestra. Como dijo Leonardo Azparren para este reportaje: “en circunstancias normales un teatro se está usando permanentemente, el deterioro depende de la atención que las autoridades le presten a los problemas de mantenimiento”.